Qué ver en Sevilla en Semana Santa: disfruta de una experiencia única
Sevilla cuenta con una historia increíble y una belleza arquitectónica fascinante, a lo que hay que sumar un enorme potencial gastronómico. La capital de Andalucía fue durante un tiempo una de las ciudades más ricas del mundo, cuando el comercio con Latinoamérica, en los siglos XVI y XVII, hizo convirtió a España en el mayor imperio del mundo. Ahora que se aproxima la primavera, lo que supone el mejor momento para descubrir este rincón del sur, te contamos qué ver en Sevilla.
Un paseo por su historia y su cultura
La historia de Sevilla puede resumirse en un simple comentario, es un territorio que ha sido protagonista de prácticamente todas las civilizaciones que han pasado por España. La leyenda dice que su fundador fue Hércules, pero las versiones más verosímiles sitúan su origen con los turdetanos, un pueblo íbero prerromano que habitó el Valle del Guadalquivir entre los siglos VI Y III a.C. Posteriormente Sevilla fue poblada por fenicios, griegos y cartagineses, hasta que pasó a manos de los romanos durante la Segunda Guerra Púnica, en el año 205 a.C.
De Sevilla, en concreto de Itálica, proceden dos importantes emperadores romanos, Trajano y Adriano. La ciudad hispalense llegó a ser la más destacada en toda la provincia de la Bética. Los romanos permanecieron en Sevilla hasta la caída del Imperio, cuando fue ocupado por los vándalos. Más tarde llegarían los visigodos, y siglos más tarde, los musulmanes.
Durante la época visigoda la ciudad perdió protagonismo en favor de Toledo, pero la importancia cultural de Sevilla se mantuvo, y es que dos personajes importantes: San Leandro y San Isidoro, están presentes en el escudo hispalense. Aparecen junto al rey Fernando III, quien fue el que arrebató la ciudad a los musulmanes en 1248.
Siglos antes, en el VIII, a partir del 712, fue cuando llegaron los musulmanes, que cambaron el nombre de Hispalis a Isbiliyya, y de este deriva Sevilla. Pronto pasó a depender del poder de Córdoba, pero cuando cayó el califato, el reino Abadí de Sevilla ganó mucho poder. En el siglo XI, en 1091, llegaron los almorávides y unas décadas más tarde los almohades, que convirtieron esta plaza en la ciudad más importante de España. De esa época son dos de los monumentos más relevantes de Sevilla: la Giralda y la Torre del Oro.
En el siglo XIII, tras un largo asedio, Sevilla fue conquistada por Fernando III el Santo y volvió a ocupar un lugar de relumbrón en el reino. Durante el siglo XVI, con el poder del comercio, se construyeron los edificios más relevantes del centro histórico: la Catedral, el Archivo de Indias, la Casa de la Moneda, la Universidad o el Ayuntamiento.
Para esa fecha, la ciudad alcanzaba los 150.000 habitantes, lo que le hacía competir con otras urbes como Florencia, Génova, Lisboa o Amberes. En el siglo XVII, con la peste de 1649, Sevilla perdió la mitad de su población y no la recuperaría hasta el siglo XIX.
Terminamos este repaso a la historia dando un salto al siglo XX, con dos momentos que revolucionaron por completo la ciudad. Hablamos de las dos exposiciones internacionales que acogió: la Iberoamericana de 1929, y la Expo 92.
La primera dio lugar a la Plaza de España y multitud de pabellones en la Avenida de la Palmera y las proximidades al Parque de María Luisa. Por su parte, la del 92 cambió por completo Sevilla, la modernizó. Trajo el AVE, la recuperación del río Guadalquivir (del que llevaba décadas ocultándolo tras un muro) y multitud de infraestructuras que potenciaron el turismo nacional e internacional.
Puntos clave que no puedes perderte
En este pequeño repaso histórico ya hemos mencionado algunos de los lugares que debes visitar sí o sí. El primero sin duda alguna es la Catedral. Toda ruta por Sevilla debe incluir a este templo católico, uno de los más grandes de la cristiandad.
La Catedral es el lugar al que llegan todas las procesiones durante la Semana Santa, la fiesta mayor de Sevilla junto con la Feria de Abril. Junto a este templo se localizan los Reales Alcázares, la Giralda o el Archivo de Indias. Todos ellos están declarados como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 1987.
En su recorrido oficial, las hermandades que procesionan durante la Semana Santa pasan por la Avenida de la Constitución, una de las arterias principales en el centro de Sevilla. Hay que recordar que el casco histórico hispalense es uno de los más grandes de Europa.
En sus cuatro kilómetros cuadrados hay otros puntos muy destacables como la Plaza del Salvador, la Alameda de Hércules, las Setas de la Encarnación, la Plaza del Duque o el barrio del Arenal, con la Plaza de Toros de la Maestranza y la Torre del Oro a las orillas del río Guadalquivir.
Degustando Sevilla: sabores que identifican la ciudad
Ya conoces Sevilla y qué ver en el centro histórico, pero, ¿sabes a qué huele y a qué sabe la ciudad durante la primavera? Esta estación en Sevilla es sinónimo de procesiones, de olor a incienso, a azahar y de alegría desmedida porque llega la Feria de Abril.
A nivel gustativo la Semana Santa es toda una fiesta sensorial: las bandas de música, el tacto de las túnicas, el color y el calor de los cirios y el sabor de los platos. Son muchas las recetas imprescindibles en Sevilla durante marzo y abril, así que vamos con algunas: las espinacas con garbanzos, la ensaladilla, los montaditos (aquí hay una lista inabarcable, aunque los más reconocibles son el mantecaito, el serranito o la pringá, entre otros muchos). Y por supuesto, no puede faltar en esta lista el bacalao, ya sea en buñuelos, en pavías o frito.
Tras el salado, toca darse un paseo por los sabores dulces. Y como no, aquí los grandes protagonistas son las torrijas y los pestiños. Le acompañan, aunque con menor nivel de éxito, las yemas y las empanadillas de cabello de ángel. Por cierto, si visitas Sevilla en Semana Santa también te recomendamos entrar en alguna de sus heladerías artesanas, donde descubrirás sabores tan curiosos como a azahar o a incienso.
Qué ver en Sevilla (y hacer) en Semana Santa
Todas estas cosas que ver en Sevilla, o hacer, ocurren en el casco histórico. Allí te invitamos a observar toda la ciudad desde la Giralda, pararte en Blanco Cerrillo para degustar su ‘pescaíto’ frito, disfrutar de unas cervezas y unas tapas en alguna taberna en la calle Mateos Gago, el barrio del Arenal, la Alameda de Hércules, el Salvador o la Plaza de la Alfalfa o visitar las iglesias de San Luis de los Franceses y la Basílica de la Macarena, casi a las afueras del centro de la ciudad.
Más allá de estos cuatro kilómetros cuadrados, los atractivos turísticos también son muy variados. Hay mucha más Sevilla y cosas que ver, por tanto hay mucha más Sevilla y cosas que ver en Hispalis. No puede faltar un recorrido por Triana, desde donde parten algunas de las hermandades con más historia en la ciudad (Esperanza de Triana, el Cachorro o San Gonzalo). Para llegar hasta este barrio, el mejor itinerario es cruzar el Puente de Triana.
Volviendo al centro, otro de los lugares próximos lo conforman la Plaza de España y el Parque de María Luisa. Esta plaza es una de las más bellas en toda Europa y está pensada como un espacio abierto al mundo, que mira al río y a la hermandad con Latinoamérica. Por el parque de María Luisa también pasan algunas hermandades de Semana Santa, como Santa Genoveva o la Paz.
Disfrutar de Sevilla en Semana Santa es algo muy recomendable, pero también puede ser muy agobiante debido a la ingente cantidad de gente que quiere conocer todos los secretos de estos días de pasión. ‘La Madrugá‘ entre el Jueves y el Viernes Santo es el momento más esperado para muchos cofrades, pues es cuando salen las hermandades más antiguas y que despiertan más vocación en la ciudad. Algunas son de luto y muy silenciosas, como El Silencio o El Gran Poder, pero con otras se respira un ambiente más festivo, como La Macarena, La Esperanza de Triana o Los Gitanos.
Otra opción para deleitarse con la Semana Santa es alquilar un balcón en la zona de la Carrera Oficial o uno de los palcos que pone a la venta cada año el Ayuntamiento. Como alternativa también puedes hacer un recorrido por las iglesias de la ciudad, muchas de ellas de estilo barroco.
Ahora ya sabes qué ver en Sevilla si viajas en primavera. Sin duda, es la mejor época para conocer la capital andaluza, porque concentra sus dos fiestas mayores. Los sevillanos son amables y acogedores y la ciudad se desvive por mostrar lo mejor de sí misma cuando llega esta época. Si quieres vivir toda una experiencia sensorial, apunta para tus próximas escapadas una visita a Sevilla en abril, porque toda ella y su azahar te cautivarán.